
CALIDAD DE VIDA EN CUIDADORES FAMILIARES DE TAMPICO.
Woo Coca Ingrid Melissa, Universidad Autónoma de Tamaulipas. Asesor: Dr. Rodrigo César León Hernández, Universidad Autónoma de Tamaulipas
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Existen dos tipos de cuidadores, el informal y el formal. El primero hace referencia a una persona miembro de la red social del receptor del cuidado, que brinda atención de manera voluntaria y sin remuneración económica; el formal, hace referencia a personas que no son parte de la familia de quien necesita ser cuidado, que pueden estar capacitadas o no para ejercer dicho rol y que, a cambio, reciben una remuneración económica.
Se ha documentado que el perfil más frecuente de un cuidador informal es una mujer, con edad media superior a 50 años, casada, que suele ser la hija o conyugue de la persona que precisa de cuidados, y que casi tres cuartas partes de los cuidadores desempeñan su rol desde el momento del diagnóstico del paciente y el 80% de ellos se convierten en el cuidador único.
El hecho de la existencia de un miembro que precisa de cuidados, como una persona con enfermedades crónicas, incluyendo las deficiencias / incapacidades mentales y también físicas, necesitan de individuos que estén a su disposición para brindarles el apoyo indispensable y así, sobrellevar su vida diaria, tanto sus necesidades fisiológicas como las emocionales. Se genera una nueva situación familiar que puede provocar importantes cambios dentro de la estructura familiar y en los roles y patrones de conducta de sus integrantes. Estos cambios pueden precipitar crisis que ponen en peligro la estabilidad de la familia y el ser un cuidador informal, expone a la persona al deterioro de su calidad de vida.
La Organización Mundial de la Salud define calidad de vida, como la percepción que un individuo tiene sobre su bienestar físico, mental y social. Los riesgos del deterioro de la calidad de vida en los cuidadores están relacionados con el cambio de roles, itinerario y el desempeño de actividades diarias debido a que se somete a un cambio en su estilo de vida en función de la atención a la persona dependiente. En el 2013 López Márquez realizó un estudio en el CRIT de Chihuahua, donde se reportó que la calidad de vida estaba afectada en el 66.2% de los cuidadores, siendo mayor la afección de la salud mental que de la salud física; donde el 62.9 % presentaba disfunción familiar y el 63.2 % de los cuidadores eran divorciados. Indicando una repercusión importante en el ámbito social, incluyendo el familiar.
Hay muchos factores de riesgo asociados al declive de la calidad de vida que experimentan los cuidadores. Muchas veces están relacionados con variables sociodemográficas propias del cuidador, como la edad, el género, el parentesco, la co-residencia, el tiempo dedicado a la actividad de cuidar, familia propia, la patología que presenta el paciente, entre otras. El cuidador del paciente crónico está predispuesto a patologías de la misma índole, es decir padecimientos físicos, psicológicos y / o sociales; así también puede desarrollar condiciones crónicas que representan un problema de salud pública. Lo anterior se convierte en una cadena, en la que el cuidador primario, familiar o informal, en un lapso indeterminado, se convertirá en un paciente crónico que requerirá de otro cuidador, dicho fenómeno no sólo afecta la economía de la salud pública, si no, que también afecta su vida interpersonal, siendo un individuo ausente en su familia. Se ha documentado que en pacientes crónicos y /o dependientes, a medida que su condición avance, también lo harán las morbilidades de la persona que se dedica a su cuidado.
METODOLOGÍA
OBJETIVO GENERAL: describir la calidad de vida de los cuidadores informales de personas dependientes de dos Hospitales Generales del Sur de Tamaulipas en el Verano de Investigación Delfín 2019.
DEFINICIÓN OPERACIONAL: se midió con un reactivo con escala de respuesta numérica-visual del 1 al 10, en donde el número 1 se considera como muy pobre calidad y el número 10 se considera como excelente calidad.
CRITERIOS DE INCLUSIÓN el paciente de quien es responsable el cuidador debía de situarse al menos en el nivel de dependencia moderada de la escala de Barthel; 3 meses al menos ejerciendo el rol del cuidador; ser el cuidador principal; ser mayor de edad; consentimiento informado aceptado y firmado.
DISEÑO: estudio correlacional, no experimental, descriptivo
PROCEDIMIENTO: se consiguieron los permisos de las Instituciones correspondientes, capacitación de alumnos (se nos capacitó y brindó un instrumento con el que trabajamos, el cual también nos explicaron), en parejas acudimos a unidades de hemodiálisis, medicina interna, urgencias, clínica de heridas, quimioterapia y cuidados paliativos de los hospitales HGCC e ISSSTE con nuestro oficio/permiso firmado, , hicimos el reclutamiento de los cuidadores, les explicamos el consentimiento informado, el cual fue firmado y se aplicó el instrumento, hubo captura y análisis de datos, y como último, la entrega de reporte con los resultados a los directivos de los hospitales.
CONDICIONES ÉTICAS: El presente estudio se apegó a lo dispuesto en la Ley General de Salud, Título Quinto en materia de Investigación para la Salud
CONCLUSIONES
De la muestra integrada por 31 participantes, 77.4% eran de sexo femenino. La mayoría de los cuidadores informales de la zona son hijas con un porcentaje de 22.6 %; mientras que la minoría está representada por los esposos / compañeros y padres con un 3.2%. El 38.7 % de los cuidadores tienen un empleo y 61.3 % están desempleados.
El promedio de meses que el cuidador ejerce su labor es de 71.61 meses, equivalente a 6 años. Los datos y porcentajes obtenidos describen que el perfil promedio de cuidadores de la zona es una mujer de edad media de 50 años, hija, con escolaridad de bachillerato.
Calidad de vida: El 3.2% de la muestra tiene una muy pobre calidad de vida y en su mayoría, con un 32.3%, los cuidadores calificaron su calidad de vida con un número 8.
La calidad de vida de la muestra de cuidadores se reportó como buena.